1. El Mundo de Alberto Durero - Una introducción

El Renacimiento, entendido como “vuelta a los clásicos” (grande imitatori degli antichi) o “vuelta a la naturaleza” (ad nature similitudinem) estableció una conexión entre la representación de la naturaleza y la capacidad de imitar al arte clásico greco-latino.

Ahora bien, si el Renacimiento fue un período de disociación debido al cambio de dirección, lo fue también de continuidad, por la transformación gradual de la alteración de lo establecido, por lo que no debe verse como una ruptura con el pasado inmediato conocido como la Edad Media.  Según Panofsky (Panofsky, 29) en la historia europea han habido diversos “renacimientos”, sin embargo el renacimiento del siglo XV en Italia fue más lejos que estos otros “megaperíodos”. La explicación para esto, quizás se pueda encontrar en los hechos que en Italia las ciudades-estado de reducidos tamaños habían conseguido mantenerse independientes; o al fomento de la industria, comercio y navegación debido a la composición geográfica de su territorio de pocas extensiones de tierras agrícolas. Paralelamente, la influencia de la nueva currícula educativa introducida por los humanistas y alejada de la educación religiosa, en la que se impartía la enseñanza de la gramática, la retórica, la poesía y la historia basándose en los autores clásicos redescubiertos, abrió un nuevo horizonte de información a las nuevas generaciones. (Watson, 617). 

Autorretrato de Alberto Durero, a los 26 años, 1498, óleo sobre tabla, 52 cm X 41 cm. Museo del Prado, Madrid

Autorretrato - Alberto Durero, 1500, óleo sobre tilo, 67,1 cm X 48,9 cm. Pinacoteca Antigua de Munich

Los siglos XIV a XVI se caracterizan por el interés de los Humanistas por el arte, y  de los Artistas por las humanidades.  Es así como la visión de Petrarca quien formula la idea básica de una “renovación bajo la influencia de modelos clásicos” y  divide la historia en dos períodos, la historiae antiquae y la historiae novae, se centra en proyectar el futuro imaginando la renovación más desde un ámbito polìtico y literario, que desde las artes visuales (Panofsky, 32), tiene su contraparte en su discípulo Bocaccio, quien establece que fue Giotto, quien “sacó de nuevo a la luz el arte que durante muchos siglos había sido sepultado….” alabando a la buena manera moderna o ars nova en el Decameron (Anzelewsky, 27)

El mundo humanista que coloca al hombre como el centro del universo, se expandió desde la literatura a las artes visuales y desde estas a las ciencias naturales. La versatilidad de muchos de los artistas de esta época los dirigió a la experimentación de las artes y las ciencias presentándolos como el arquetipo del genio renacentista “l'uomo universale”. En la pintura, la vuelta a la naturaleza fue el factor de mayor potencia; en la arquitectura, la vuelta a la Antigüedad clásica;  y en la escultura se logró un equilibrio entre ambas posturas. La doctrina desarrollada por Alberti, en su Tratado de la pintura (1435) sobre la armonía, y reiterada por Leonardo o Durero posteriormente, postula la importancia de la selección estética y racionalización matemática en la armonía de las proporciones justas (Panofsky, 43).

Los humanistas se consideraban a sí mismos como una clase de profesionales que a través de sus actividades prácticas e intelectuales mostraban una nueva manera de entender, conducirse y gozar de la vida vista desde una luz diferente al enfoque religioso de la Edad Media.

Giorgio Vasari, considerado el primer historiador del arte italiano vió “el renacimiento del arte” como un todo holístico al que bautizó la rinascita. En los cuatro volúmenes de su obra “Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos” publicada en 1550, presenta este renacimiento como una evolución del arte desarrollado en tres etapas comparadas con las edades de la vida humana: la infancia, la adolescencia y la madurez y desarrolla la vida de los representantes de cada una de ellas.

Ya Durero había insistido en que “el arte sin la ciencia y la técnica sin relación de la teoría, era infructuoso”.

Invito a continuar con la lectura de este blog para así introducirnos en el entorno histórico - cultural de este gran artista alemán quién dejó un legado iniguable en el arte del grabado.


REFERENCIA

  1. Panofsky, Erwin. Renacimiento y Renacimientos en el Arte Occidental. 2021, 2da reimpresión. Ed. Alianza Forma, Madrid. pag. 29 Ibid, pag. 43

  2. Watson, Peter. Ideas, Historia Intelectual de la Humanidad. 2014, 8va impresión. Ed. Crítica. Barcelona. Pag. 617

  3. Anzelewsky, Fedja. Durer. His Art and Life. 1980. Ed. Alpine Fine Arts Collection. New York. Pag. 27

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