13. Viajes de Alberto Durero: Primer viaje 1490-1494 - Parte I

El primer viaje de estudios que hace Durero, como Oficial, después de haber cumplido su período de aprendizaje tanto en el taller de su padre como en el del pintor Michael Wolgemut (1434-1519) jefe de uno de los talleres más representativos de Nuremberg, a quien según Panofsky (46) se le debe “la emancipación del arte de diseñar xilografías del dominio de los editores, y la reclamación para los pintores de lo que hasta entonces fuera coto cerrado de los “ilustradores profesionales”.

Los gremios de artistas regulaban y controlaban la formación y producción de sus miembros, estando organizados de tal forma que pudieran aprender las destrezas de sus especialidades a través de tres niveles: Aprendiz, Oficial y Maestro.

Durero, Retrato de Michael Wolgemut, 1516. Técnica mixta sobre tabla de Tilo. 28,4 X 27,2 cms. Nuremberg Germanisches Nationalmuseum.

La pintura no siempre ha sido admirada por su semejanza con la realidad representada.  Ha pasado por varias etapas que dependían de las diferentes convenciones de representación. La concepción idealista de la representación simbólica de la figura humana y del mundo en la Alta Edad Media sufrió un cambio radical durante los últimos 25 años del siglo XIV y primeros del XV ocasionado por la influencia de las diferentes corrientes artísticas representadas por el arte italiano, el francés, de los Países Bajos y Alemania.  Las figuras bíblicas eran ahora expuestas en escenas de espacios reales, convirtiéndose esto en la mayor preocupación de los artistas de la época y resolviéndolo de manera distinta cada uno: los italianos a través de la perspectiva como sistema para representar la impresión visual de los objetos en diferentes planos y los del norte de los Alpes a través de la luz, la textura y el color mediante la nueva técnica inventada por los hermanos van Eyck llamada pintura al óleo. Estos descubrimientos que tanto contribuyeron al nuevo lenguaje pictórico occidental, servían para reconocer a los artistas en la medida en que crearan una impresión convincente de lo que se veía representado. (Graham, 105)

Recordemos que Durero, como ningún otro artista de su época, ha dejado registro de su vida en diferentes formatos: autorretratos, dibujos, gouaches, tintas, acuarelas, oleos, textos, autobiografía, agenda, grabados, cartas y libros teóricos. Sin embargo, la documentación sobre su viaje en los años 1490´s no es muy clara ni extensa. 

Martin Schongauer. Las tribulaciones de San Antonio, ca. 1470/1475. Grabado en metal sobre papel 12 3/8 × 9 1/8 in | 31.4 × 23.2 cm

Las visitas que hiciera Durero durante estos años de viaje ha motivado diferentes especulaciones por lo antes expuesto. El escritor Karel van Mander en su obra El Libro del Pintor (1604) dice que éste hizo un primer viaje a los Países Bajos en su juventud;  Susan Foister (1954) en el libro Viajes de Durero, recorridos de un artista Renacentista (2021) que acompañó a la exhibición del mismo nombre llevada a acabo en la National Gallery de Londres, menciona el escrito de 1505 de Jacob Wimpfeling (1450-1542) en el que afirma que Durero había estudiado con Martín Schongauer (1448-1491) posición posteriormente defendida por el humanista alemán Christoph Scheurl (1481-1542) quien asegura que aquel al visitar Colmar en el año 1492 trabajó con el famoso artista, situación que no se pudo dar ya que Schongauer había fallecido en el año 1491.

La visita de Durero a Colmar tuvo un sentido práctico, cuya finalidad era aprender del maestro quien había extendido las posibilidades del grabado en metal más allá de lo tradicional.

De Colmar viaja a Basilea, en donde conoció a Georg Schongauer y su entorno, hermano del maestro grabador, orfebre como el padre de Durero. Basilea, ciudad Imperial contaba con una Universidad donada por sus ciudadanos desde 1460 y era receptora de privilegios especiales del Papa humanista Pio II. Las cátedras tanto en la Facultad de Artes como en la de Leyes eran ocupadas por humanistas quienes influyeron haciendo de su ciudad un centro importante de edición de libros (Anzelewsky, 30). La primera ilustración realizada en Basilea, la xilografía del frontispicio para el primer volumen de la segunda edición del libro de las Cartas de San Jerónimo, publicada por Nicolás Kesler en 1492, lleva la firma de Durero con letra caligráfica “Durero de Nuremberg” en el reverso de la matriz del bloque de madera. San Jerónimo, Padre de la Iglesia, considerado el santo predilecto de los Humanistas por haber traducido la Biblia del griego al latín, fue representado por Durero muchas veces y en diferentes técnicas, ya sea en su estudio o como penitente. El hecho que la ciudad de Basilea haya tenido un régimen laboral flexible mediante el cual se podía contratar a los Oficiales desde una semana, mes o año, sugiere que pudo haberse quedado por poco tiempo allí produciendo grabados y pinturas. Se ha identificado estas últimas, ejecutadas durante su corta estadía en esta ciudad, sin establecer con certeza en qué Taller fueron producidas.

 Ante el éxito logrado por la publicación del San Jerónimo, en la que el artista propone un tratamiento meticuloso y detallista del interior del estudio así como de la vista de la calle a través de la ventana, Durero recibió importantes comisiones para nuevas ilustraciones, siendo la más famosa la del poema didáctico y moralista compuesto por el teólogo, jurista y humanista Sebastián Brandt (1457-1521) llamado La Nave de los Locos  (o de los Necios). En el transcurso de 112 capítulos se definen los defectos, debilidades, transgresiones y locura humana en un viaje de 11 personajes de diferentes extractos sociales al país de la locura, cada uno de los cuales encarna un vicio humano.  Este libro, primero escrito en alemán para servir como ejemplo moral de lo que no se debe ser, o hacer, llegó a su máxima divulgación cuando dos años después fue traducido al latín. Durero diseñó 76 ilustraciones incluyendo el frontispicio y cada nuevo tema es resumido en tres líneas de texto al inicio de los capítulos (Anzelewsky, 32).

En el año 1974 durante la restauración de un libro de recetas del Gremio de Viticultores de Basilea, se descubre 16 fragmentos de un grabado desconocido impreso a finales del siglo XV y utilizado como maculaturas durante el proceso de encuadernación efectuado en el año 1525. La imagen corresponde al Martirio de San Sebastián, xilografía que fue acreditada como obra del joven Durero al corto tiempo de ser descubierta.


REFERENCIA

  1. Anzelewsky, F. (1980) Dúrer. His Art and Life. Office du Livre Fribourg

  2. Foister, S. (2021) Dürer´s Journeys The National Gallery, London

  3. Panofsky, E. (1982) Vida y arte de Alberto Durero, Alianza Editorial Madrid

  4. Wolf, N. (2016) Durero, Taschen, Köln

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