15. Primer viaje a Italia (1494-1495)
Desde mediados del siglo XV la tradición académica y erudita alemana se había mantenido activa visitando Italia como centro humanista, sin embargo, es solamente a finales de dicho siglo que los artistas de esa región hacen ese viaje para ampliar sus conocimientos y mejorar su técnica. Alberto Durero fue el primer artista alemán que cruza los Alpes dirigiéndose a ese país en el otoño de 1494 en donde permanece unos meses. Esta peregrinación de Durero estableció un modelo para las generaciones futuras.
Ahora bien, él parte en este viaje, a pocos meses de haberse casado con Agnes Frey en Julio 7 1494 (1), siendo el matrimonio un requisito necesario para operar indepedientemente bajo el reglamento artesanal de Nuremberg, lo que lo dejaba en posición de poder establecerse como pintor, grabador e inclusive diseñador de vitrales. (Foister, 64). Al hacer este viaje solo, hay diferentes opiniones respecto a la razón por la que esto sucede, pero lo que sì es cierto es que epidemias de pestes golpeaban a Nuremberg frecuentemente, siendo la de 1494 de “muy malos brotes” (2).
Este primer viaje (1494-5) es motivo de muchas especulaciones respecto a si llegó o no a Italia ya que contamos solo con referencias, en contraste con la segunda bien documentada visita efectuada durante los años 1505-7. Una primera referencia se encuentra en la carta de Durero del 7 de julio de 1506, dirigida a su amigo Willibald Pirckheimer desde Venecia, adonde menciona: “ya no me producen el mismo placer ciertas cosas que lo hacían 11 años antes”. Christoph Scheurl en su obra de 1508 Libelus de laudibus Germaniae et ducum Saxoniae dice: “nuper in italiam rediiset” (recientemente regresó a Italia); Erwin Panofsky, relata el testimonio del propio artista en su encuentro con de´Barbari: “el encuentro pudo tener lugar en 1494-1495, durante la estancia de Durero en Venecia o en 1500 cuando de´Barbari estuvo en Alemania”; para Lubos Hlaváček este primer viaje a Italia “le permite distanciarse del mundo gótico tardío gracias a la influencia de los maestros italianos, pero también por su dedicación a dibujar y pintar los paisajes que recorrió tanto en la ida como en la vuelta a Venecia”.
Una mención especial merece el autor Fedja Anzelewsky, conocido por sus múltiples ensayos sobre Durero, principalmente por su libro Durero, su arte y vida publicado en 1981 por Alpine Fine Arts Collections, New York. En el capítulo III, Journeying Years: 1490-5, expone el recorrido de Durero durante la otoño del año 1494 con motivo del nuevo brote de la peste en Nuremberg ya mencionado anteriormente. Dice: parece que al llegar a Innsbruck pintó dos acuarelas del patio del Castillo, y luego continuó hacia el sur cruzando el Brenner y el valle de Eisack, para voltear al este llegando a Trento, ya a un paso de Venecia (3). Cuenta sobre la importancia de Venecia y sus 100,000 habitantes en la època, datos que hemos tocado en la entrada No.6 del mes de mayo del año pasado, así como de los alemanes establecidos en la ciudad gracias al importante movimiento comercial con esa región cuyas negociaciones se realizaban en el Fondaco dei Tedeschi, a escasos metros del Rialto sobre el Gran Canal. El año en que Durero llega en su primer viaje a Venecia, los dos cónsules representantes de Nuremberg pertenecían a la familia patricia Imhoff de dicha ciudad, por lo que se deduce que el contacto informal con artistas venecianos, pudo haberse dado por su mediación o la de los comerciantes.
Según Anzelewsky, no hay duda sobre la visita de Durero a diferentes talleres de artistas durante los meses de su permanencia. El dibujo y acuarela de dos turcos y un negro, deben haber sido creados en el taller de Gentile Bellini, (Giambellini), quien en esa época pintaba Reliquias de la Cruz cargadas en procesión por la Plaza San Marcos en donde aparecen los mismos personajes.
También, según este autor, es en Venecia en donde Durero conoce los grabados de Mantegna, artista casado con la hermana de los Bellini. Existen varios dibujos del año 1494, copias de los buriles mitológicos de Mantegna La Bacanal con Sileno y La Batalla de los dioses marinos cuyos contornos están calcados directamente de los originales o el dibujo de la Muerte de Orfeo, en los que se refleja el genio del copista, quien ha sabido darles mayor dramatismo mediante la incorporación de líneas curvas en forma de coma, allí adonde Mantegna utilizólíneas paralelas esquemáticas y ganchos violentos. El autor sugiere que La Gran Crucificción (1494-5) puede ser atribuída a Durero y que probablemente fue un tallador veneciano quien ejecutó en la madera el dibujo creado por él durante su estadía. Esta xilografía refleja la gran influencia que el arte italiano ejerció sobre el joven artista.
Si fue o no en este primer viaje que conoce a su amigo Jacopo de´Barbari en Venecia, lo que trasciende es que este le muestra dos figuras de hombre y mujer construidos con un método geométrico que no quiso revelar, lo que enciende en él el interés por descubrir una fórmula que sirva para dibujar con fundamentos teóricos las proporciones humanas (4). Y es así como en ésta búsquea produce al final de su vida, los “Cuatro Volúmenes sobre las Proporciones Humanas”, después traducido al Latín por Philipp Melanchthon (1497-1560) quien incluye en el prefacio una biogafía del artista.
El “descubrimiento del individuo” (5) fue conocido como la firma del Renacimiento, a pesar que ya desde la Edad Media había empezado a hacerse evidente, pero fue en la temprana època moderna que se afianza este enfoque personal en la literatura y en las artes visuales. El poeta humanista Conrad Celtis (1459-1508) ya había impulsado la “promoción de la propia identidad, fama e inmortalidad” en sus escritos refiriéndose directamente al círculo de Durero al cual pertenecía (6). Esta mención es importante para el análisis posterior de los autorretratos de Durero.
Para terminar con las referencias sobre este primer viaje de Durero a Italia, quisiéramos mencionar una nueva publicación del año 2023 del autor David Ekserdjian titulada Albrecht Dürer, Art and Biography, en la que afirma que no solamente visitó el norte de la península italiana, sino que inclusive llegó hasta Florencia y Roma. Esta publicación merecería una nueva entrada en este blog por la interesante fundamentación de su tesis.
En 1495 emprende el retorno a Nuremberg dibujando y haciendo acuarelas de los pueblos y paisajes que visita, siendo Una vista de Innsbruck desde el norte pintada 3 durante la primavera, considerada la última acuarela de este primer viaje de Alberto Durero a Italia.
REFERENCIAS
Foister, Susan. Dürer´s Journeys. Travels of a Renaissance artist (London. 2021)
Strauss, Walter L. The Complete engravings, etchings and dry points of Albrecht Dürer (New York, 1973)
Anzelewsky, Fedja. Durero, su arte y vida. (New York, 1980)
Panofsky; Erwin. Vida y arte de Alberto Durero (Madrid, 1955) - El significado en la artes visuales (Madrid, 2021)
Burckhardt, Jacob. La cultura del Renacimiento en Italia (Madrid, 1992)
Foister, ibid