MATRIZ

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12. Nuevos Horizontes

Vasari trató de demostrar que el arte había atravesado los procesos de la especie humana: nacer, crecer, envejecer y morir (Haciendo Historia II), Panofsky en la introducción de su ¨Vida y Arte de Alberto Durero” retoma otro esquema, el de la división de la actividad de los artistas en tres épocas: primera, media y última, y a pesar de decir que “no se funda sólo en una analogía con la vida material, en la cual distinguimos juventud, madurez y ancianidad, sino que tiene además alguna justificación en la historia” (Panofsky, 40), subraya que este esquema no encaja en la evolución de Durero debido a la alternancia de ciertas épocas breves que se superponen a las tres fases nombradas, y es así como en su libro presenta las obras del artista enfocadas en éstas épocas y no en la división tripartita.

En esta división, la época media, no coincide con el corpus dureriano ya que no es este el lapso en el que Durero se forja un estilo enteramente propio que luego prevalece sobre sus obras tempranas y tardías como era lo tradicional, pues, al tomar dibujos así como estudios de paisajes de sus obras tempranas no les hace grandes cambios diferenciables, como lo hicieran Rembrandt, Tiziano y Miguel Ángel en su última época creando obras enteramente nuevas.

Alberto Durero ha sido sujeto de especulación histórica tanto en el campo de su experimentación innovadora en temas iconográficos, contactos intelectuales, capacidad empresarial y curiosidad siempre activa, como en su posición artística y cultural sobre los valores del Renacimiento Alemán. En las décadas de los años 70, 80 y 90 del siglo pasado, se desarrollaron investigaciones a gran escala dedicadas a Durero y su arte. En Agosto de 1994 se llevó a cabo un Simposio Internacional en la Universidad de Melbourne asociada a la Exhibición de los Grabados de Durero en la Galería Nacional de Victoria en el que se profundizó el contexto cultural, social y político con el objetivo de percibir con mayor claridad los varios significados de su obra. Es también a través de estos temas que se demuestra la importancia de su producción como una fuente de comprensión de comienzos del siglo XVI.

A raíz de este Simposio, algunas ponencias presentadas por profesionales de diferentes especialidades de historia fueron enriquecidas y posteriormente publicadas en un volumen por la Universidad de Cambridge en el año 1998 denominado Durero y su Cultura. Esta publicación abrió el horizonte en diferentes posiciones teóricas que amplían el rango de perspectivas para le exploración de sus obras.

El objetivo de esta publicación es el de estimular al lector a explorar la comprensión de la obra de Durero a través de discursos culturales del interés intrínseco del artista, así como comprender el medio cultural en el que se desenvolvió.

El entorno cultural de Durero de los primeros años del siglo XVI, entendida la palabra cultura en su sentido más amplio como “la cantidad imposible de limitar los procesos comunicativos mediante los cuales diferentes miembros de una sociedad dan significado a sus experiencias” (Eichberger and Zika, 2) fueron de profundas transformaciones reflejado en la obra de nuestro artista claramente, como en el caso del cambio de status en sus pretensiones sociales, notorio en la evolución de sus autorretratos.

Nuremberg, la tercera más grande ciudad del Sacro Imperio Romano, después de Colonia y Viena, en la que Durero se crió, formó y pasó la mayor parte de su vida, tenía relaciones comerciales con muchas ciudades de Europa. En cuanto a las materias primas, importaban metales, lanas y colores, productos dirigidos a promover a los artesanos de la ciudad quienes producían tejidos, herramientas, cuchillos, armas o instrumentos científicos. En el campo industrial se implicaron en la industria minera e impresión de libros y en el rubro de servicios en actividades financieras. Sin embargo, fue en la Edad Moderna, en la que funcionaba casi como una República, la de mayor florecimiento cultural y económico (siglos XV-XVI ). Más allá de su auge como centro económico que empezó en la Edad Media con privilegios de aduana, el derecho de acuñar moneda y de celebrar mercado, fue escogida en el siglo XV como lugar de custodia de las insignias reales y las túnicas de coronación imperiales que se exhibían ceremonialmente cada año. El santuario en el que se guardaban estos tesoros, estaba resguardado por dos puertas pintadas por Durero, encargo hecho por la Ciudad en 1511. En ellas estaban retratadas en ellas dos personalidades históricas de mayor importancia para Nuremberg: el Emperador Carlomagno vestido para su coronación y el Emperador Segismundo, quien había presentado a la Ciudad Imperial Libre en 1423 las insignias imperiales como la Corona, la Espada y el Orbe, para su segura y eterna custodia.

Decir que Nuremberg funcionaba como “casi una República” se refiere a que era gobernada por miembros de familias patricias colocados en los cargos más importantes de los diferentes colegios y consejos. Willibald Pirckheimer (1470-1530), el gran amigo de Durero, pertenecía a una de esas familias quien no solo se desempeñó como funcionario público sino fue considerado como un famoso representante del Humanismo durante el florecimiento cultural.

Los cuatro viajes que hizo Alberto Durero durante sus 57 años de vida ejercieron gran influencia en su producción y visión del mundo, sin embargo, se desarrolló como artista en el contexto de Nuremberg su ciudad natal.


REFERENCIA

  1. Durere and his culture. Edited by Dagmar Eichberger and Charles Zika. Cambridge University. 2005.

  2. Foister, Susan. Peter Van Der Brink. Durer´s Journeys. Travels of a Renaissance Artist. Yale University Press. 2021.